La sociedad tiene por costumbre recalcar y hacer enfasis en eso que te hace diferente a otros. Toma por insulto recalcar lo que te hace diferente a ellos, bien sea tu peso, tu altura, tu inteligencia, tu sexualidad, tu modo de vestir, tu condición económica, tus defectos, tu familia, tu vivienda, tu país, tu vida, tus amigos.
Las personas creen tener poder sobre ti, sobre lo que crees, lo que haces, lo que piensas, porque tienen el delirio de perfección en su mente, creen ser más que tu por tener algo que careces, creen que eso te afecta -ya sabes, el no tener lo que ellos si-, creen que les envidias o que necesitas ser como ellos, te subestiman todo el tiempo.
Tengo tanto tiempo subestimandome, odiandome a mi mismo, haciendome mucho daño, por no sentirme feliz conmigo mismo, por no aceptarme, por no quererme, que no pretendo permitir que alguien más quiera hacerme caer, quiera verme en el suelo una vez más, no pretendo que otra vez vuelvan las burlas o que recalquen todo eso que me hace imperfecto.
Estoy cansado de huir, cansado de callar, cansado de luchar algo sin fundamento, cansado de esperar a alguien que pueda cambiar eso que no se como cambiar yo, estoy cansado de no tener a quien acudir en momentos como estos, estoy cansado.
Me odie por no ser el ideal de belleza que quería, por no tener el cabello liso, los ojos claros, por tener una piel sensible, por tener granos, por ser tan alto, por no tener una nariz bonita, por sentirme como una morsa, me odie por bajar de peso de forma insana y aún así sentime como una bola de grasa, no es divertido estar enfermo, verte al espejo y darte asco, sentirte como un marciano y peor aún sentir como te haces daño y no poder parar, porque te vuelves adicto, la anorexia es un circulo vicioso, una vez que empiezas y pierdes el control, no puedes parar y salir de esa oscuridad; nunca quise ver que tal vez esos aspectos de mí -por no llamarlos defectos- que odiaba eran los que me hacían totalmente único, pero sí ni siquiera es fácil escribirlo y hacerlo público imagínense pedir ayuda y lo que es aún peor dejarse ayudar. Yo valía más que eso, una parte dentro de mí lo sabía, pero lo que no sabía era como salir de mi enfermedad, recuerdo estar de mal humor por el hambre, estar cansado, muy irritable, recuerdo mentir cuando decía que todo iba bien, recuerdo cuando mi papá me preguntó si vomitaba, recuerdo haberle dicho que no y aunque era totalmente cierto, nunca tuve valor para decirle "Papá, necesito ayuda, me estoy consumiendo poco a poco", tal vez porque él no lo entendería o tal vez por que pensé que lo tenía bajo control, recuerdo los constantes mareos, eran horrible, eso y los dolores de cabeza, eran lo peor de todo esto, claro siempre y cuando no quisiera verme en el espejo, ahí comenzaba la pesadilla.
Esa es mi historia, el lado oscuro de mí, cierta parte de mi pasado y mi presente, decido compartirla porque sé que muchos niños, jovenes y aldutos pasamos o pueden pasar por ello en cualquier momento de sus vidas, no es fácil pero no por ello es imposible, sé que aún tengo secuelas del trance, pero aún estando o sientiendome solo en este asunto personal, lo voy superando, voy trabajando en ello, no quiero huir del problema, le estoy enfrentando, por un bien común, tengo fe en que nada de lo escrito hoy quedará en vano. Siempre ten en cuenta que no eres la única persona que sufre de trastornos alimenticios, esta enfermedad ataca a cualquier persona sin importar su estatura, raza, clase económica, sexo, orientación sexual, identidad sexual, credo, origen, vicios, entre otros.
¡DILE NO A LA ANOREXIA!, ¡PIDE AYUDA!, Y SIEMPRE RECUERDA QUE ¡¡¡ERES TOTALMENTE ESPECIAL Y PERFECTO TAL CUAL ERES Y ESO NADIE LO CAMBIARÁ!!!.